Marlaska se cubre de sangre y de mentiras, el Estado español ocultó su responsabilidad en la masacre de Melilla

Artículo enviado por un colaborador

Hace unos meses tuvo lugar un episodio trágico en la frontera de Melilla con Nador (Marruecos) que se saldó con decenas de muertos, el que fue calificado como el día más sangriento que ha habido en la frontera. Durante un tiempo fue inexplicable para muchos cómo podía haberse desplegado un nivel de violencia tan grande. Que la información al público fuera escasa, el número de muertos indeterminado y la localización de los vídeos confusa tampoco ayudaba a esclarecer la situación. Solo una cosa era totalmente cierta, nadie depuró responsabilidades ante lo que era una infracción flagrante de los derechos humanos y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y gestor del Estado imperialista español, calificaba como “bien resuelta” esta situación, mientras que con hipocresía lamentaba por un lado las muertes y por otro a las pobres fuerzas de seguridad del Estado. Las declaraciones causaron especial indignación entre la población migrante, y veremos como, a pesar de ser una situación “bien resuelta”, el esfuerzo entre bambalinas para ocultar la verdad fue evidente y metódico.

Un documental publicado por la BBC el 1 de noviembre ha desmontado toda la versión oficial del Ministerio de Interior, que en sus sucesivas declaraciones nos presentaba una imagen prácticamente perfecta y conforme a derecho de las actuaciones en la frontera. En este documental se localizaron geográficamente algunas de las infracciones más obvias que pudimos ver gracias a los vídeos grabados por la propia policía marroquí y los testigos; palizas de muerte a personas inmovilizadas, ataques con granadas mortíferas al contacto, patadas arbitrarias a mujeres sentadas en el suelo, montones de personas que se aplastaban las unas a las otras, desangramientos, asfixia con gases en espacios reducidos, vejaciones por parte de la policía (“no sois humanos”, “os merecéis más”,…), una absoluta ausencia de asistencia médica (la cual fue de hecho bloqueada e impedida por las fuerzas marroquís) y decenas de cadáveres sin identificar, los cuales sabemos que intentaron ser ocultados en fosas en Marruecos y que solo fueron llevados a la morgue cuando los sepultureros fueron descubiertos por los periodistas.

Esta es la situación bien resuelta de la que hablaba Sánchez, pero aún habrá quien achaque todos estos crímenes al gobierno marroquí, y es que el esfuerzo del Gobierno ha sido el de mentir una y otra vez para ocultar su propia responsabilidad. Miremos algunas de las mentiras del Gobierno, evidenciadas en el documental:

Los inmigrantes aquel día iban armados, era gente que venía de territorios de guerra y por lo tanto preparados militarmente. Las fuerzas marroquís actuaron de forma proporcional a la amenaza”

La mayoría llevaban palos, que es bastante común entre los inmigrantes que saltan la valla para ayudarse en la escalada. No tenemos noticias ni vídeos de violencia siendo ejercida contra las fuerzas represivas, pero sí de grupos de gente que quisieron entregarse cuando armas explosivas se usaron contra ellos y que a pesar de su rendición, fueron apaleados.

133 personas entraron en el territorio español y están en proceso de recibir asilo. Las personas rechazadas lo fueron conforme a derecho. Es mentira que 300 inmigrantes fueran expulsados de vuelta a Marruecos desde España”.

El Defensor del pueblo estimó que 470 inmigrantes fueron expulsados sin posibilidad de pedir asilo en la misma entrada de la frontera. Los vídeos evidencian que la policía marroquí entraba ilegalmente en territorio español para llevarse a personas abatidas mientras que las fuerzas represivas españolas ayudaban a ello. Esta práctica no fue específica de ese día, sino que es común y ha sido varias veces documentada.

Ningún cadáver fue movido de España a Marruecos”.

El recinto cerrado donde murieron gran cantidad de personas y se amontaban a las personas de los infames vídeos grabados por las fuerzas represivas marroquís no pertenecía a Nador, sino a Melilla. A pesar de esto, todos los cadáveres fueron movidos y ocultados por Marruecos, mientras que España se desentendió. El Ministerio de interior mintió afirmando que ese terreno no pertenecía a ningún país, cosa que es imposible conforme a derecho.

Todo el contenido de las cámaras de seguridad ha sido entregado a los juzgados y al Defensor del pueblo para sus investigaciones”.

El propio Defensor del pueblo afirma que no recibió todos los contenidos de las cámaras, que han resultado ser fundamentales para afirmar que gente murió en territorio español.

En total el número de fallecidos ha sido 23”.

Es una cifra deliberadamente minimizada, que no tiene en cuenta los 70 desaparecidos que ni se encuentran arrestados ni se identificaron sus cadáveres. Existen noticias de una persona muerta por las heridas tras el conflicto, también multitud de personas quedaron inconscientes y desamparadas.

Que la acción de las fuerzas españolas y marroquís fue conjunta no hace falta demostrarlo, pues el propio Gobierno presumió de ello cuando el conflicto tuvo lugar. Solo queda señalar que la valla es el último paso del tortuoso camino que muchísimos inmigrantes tienen que recorrer a través de varios países africanos para llegar a España, como ya relatamos en una entrevista a un temporero publicada en Servir al Pueblo.

La gente llega a la frontera habiendo sufrido el hambre, las temperaturas extremas, las caminatas durante semanas y la represión de diferentes estados que se empeñan en moverlos como animales de un lado a otro sin ningún consentimiento. El imperialismo somete a estas personas a un profundo proceso de deshumanización cuando las guerras provocadas por potencias extranjeras les obliga a abandonar sus familias para convertirse en mano de obra barata.

En su última comparecencia, Marlaska, quizá la cara más visible y apologista de esta masacre, hablaba de defender a las fuerzas del Estado mientras seguía negando absolutamente todas las faltas que pudieran haber cometido ese día, sobre todo que se hubieran devuelto personas de forma ilegal a Marruecos. Esta actitud de desdén monstruoso hacia la vida del proletariado internacional es de lo más paradigmática del imperialismo, que no le importa cuantas vidas se pierdan mientras se mantengan los intereses del Estado burgués, ni tampoco le importa su propio orden jurídico cuando este entorpece sus objetivos.

Si bien muchas de las mentiras del Gobierno han sido evidenciadas por miembros de la oposición parlamentaria y medios de comunicación internacionales, nuestro discurso no puede quedarse en una mera denuncia de las infracciones cometidas contra los Derechos Humanos. Sabemos que cualquier derecho en la legalidad capitalista es una mera formalidad, y que incluso los más básicos (el derecho a la vida, la libertad de movimiento, a pedir asilo, a no ser torturado) se convierten en meras sugerencias ante intereses que trascienden a las voluntades de unos pocos políticos. El Estado imperialista español es terrorista y criminal. Hoy los comunistas tenemos la posibilidad de crear la resistencia obrera gracias a la solidaridad internacional, organizando al proletariado de todo el mundo que viene a Europa, las masas hondas y profundas que aun fuera del tercer mundo siguen experimentando las más duras contradicciones de clase.

¡Organizar a las masas oprimidas de todo el mundo!

¡Marlaska es un enemigo más del pueblo, el Estado español también es responsable de la masacre!

¡Destapar las mentiras de la legalidad burguesa!

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